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VIII CENTENARIO DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

noviembre 1, 2013

Me llena de orgullo y satisfacción… saber que la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre (a la que seguramente habrán quitado ya lo de Nacional), haya dedicado un sello a un acontecimiento tan importante. Tan importante trascendencia tuvo para toda el mundo, que fue una noticia muy celebrada por toda la civilización. Pero me parece que esa trascendencia no ha sido transmitida a los ilustradores de la fábrica, nacional.

FILOSTAMP

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MÁS, ISABEL QUE NUNCA

diciembre 2, 2012

He encontrado en el digital del diario Ya, un espléndido artículo escrito por César Valdeolmillos, sobre la reina Isabel I. Lo hace a propósito del chantaje secesionista de cierto partido nacionalista. Relaciona el autor tal desafuero con la histórica figura, por ser ella la que consiguió volver a unir los distintos reinos de la península, al tiempo que conseguía vencer al último reducto de aquellos africanos, que la invadieron fraccionándola en pequeñas autonomías, de trasferidas competencias.

José Blas Molina

Unidad de España que ya restituyó Isabel la Católica

“Lo que hace que Estados Unidos sea excepcional son los lazos que mantienen unida a la nación más variada del mundo”

Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos

 

Tal día como hoy, hace 508 años, la Reina Isabel la Católica dejaba este mundo en el castillo de La Mota, en Medina del Campo, en Valladolid, a los 53 años de edad.

No podemos decir que quien logró restituir la unidad de España, uno de los países más antiguos del mundo y por supuesto el más antiguo de Europa, tuviera una vida demasiado feliz. Perdió a su padre, el Rey Juan II de Castilla, cuando tenía poco más de tres años, siendo educada en Arévalo por su madre, Isabel de Portugal, piadosamente y con desvelo, lo que no fue obstáculo para que a los 13 años, su hermanastro, el maquiavélico Rey Enrique IV, la separase de su madre junto a su hermano Alfonso, con el pretexto de completar su educación, cuando el motivo real era tener a ambos hermanos bajo su control y exponerlos a un desprestigio premeditado ante los nobles de la corte, que eran en realidad quienes ostentaban el verdadero poder.

Reina IsabelNo obstante, yo diría que la Reina Isabel, fue la primera defensora de los derechos de la mujer que contempla la Historia de España, pues teniendo en cuenta el sometimiento que en aquella época la mujer tenía al varón, fundamentado en una estructura patriarcal de la sociedad, ella se mantuvo muy firme en contra de las reiteradas maniobras de su hermanastro el Rey, para casarla con Carlos, príncipe de Viana; el Rey Alfonso V de Portugal; con don Pedro Girón, Maestre de Ca

latrava y hermano de don Juan Pacheco o el duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia, para alejarla de Castilla y evitar de este modo su pretensión de ser la heredera legítima al trono de Castilla. Sin embargo, Isabel, con no más de dieciséis años, hizo valer en todo momento su derecho a casar con la persona que libremente eligiera. Pocas mujeres en aquella época se hubieran atrevido a contradecir a sus mayores en este tema y muchísimo menos a su Rey y señor.

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Otra de las circunstancias en las que defendió con firmeza, su legitimidad en cuanto al gobierno de sus dominios se refiere, fue en las capitulaciones que impuso para que se celebrase su boda con su primo segundo, Fernando de Aragón. Ambos deberían mantener igual autoridad, un principio que quedó patentemente reflejado en el lema, «Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”. Algo que iba muy en contra de lo usos de la época, en los que habiendo Rey, la Reina se limitaba al papel únicamente necesario para asegurar la continuidad de la dinastía, pero que en la práctica carecía del menor poder, al estar sometida al de su esposo y Rey.

La unión de Isabel y Fernando, supuso, además de la unidad de España —la misma que ahora, 500 años después, una serie de traidores a su patria pretenden destruir— convertir al país en el Estado más moderno de Europa, pues entre las medidas que tomaron fueron las de reducir el poder de los nobles, quienes habían adquirido una posición casi independiente de la corona, haciendo poco menos que imposible el buen gobierno. Algo muy similar a lo que hoy ocurre con las autonomías y sus presidentes.

Entre las medidas que tomaron, podrían mencionarse brevemente, el establecimiento de la Santa Hermandad, una fuerza militar permanente y perfectamente organizada, destinada a proteger a personas y propiedades, contra la violencia de los nobles, algo que en nuestros días volvería a ser muy necesario para luchar contra la corrupción rampante de los poderes autonómicos.

Otro de los aspectos decisivos en esa modernización de España que fue ejemplo a tomar en otros muchos reinos, tuvo por objetivo la renovación y adecuado ordenamiento de la Justicia, llevando a cabo una organización sensata de los tribunales, y estableciendo el Tribunal en Valladolid, que era como el Tribunal Supremo de hoy, pero sin politizar. Hoy, 500 años después, esto es algo por lo que sigue clamando España.

Reina IsabelUna revolucionaria medida tomada por Isabel y Fernando, fue la abolición del derecho de los nobles de acuñar moneda, lo que impulsó la prosperidad del país al facilitar el libre comercio. Todo lo contrario de lo que dificulta hoy la inversión, al existir diecisiete legislaciones diferentes.

No fue de menor importancia la revocación de privilegios extravagantes hechos a ciertos nobles durante el reinado de los últimos monarcas: Algo muy similar a lo que ha sucedido en los últimos 34 años con los dirigentes nacionalistas. La eliminación de dichos privilegios, llevó aparejada la demolición de sus castillos, los cuales constituían una amenaza a la paz pública, al tiempo que revertían a la corona, la superioridad de las órdenes militares.

Soy consciente de que lo que voy a decir es anatema para los interesados y serviles seguidores de lo políticamente correcto, pero como se puede apreciar, muchas de las avanzadas e innovadoras medidas que constituyeron hace 500 años, la base de la grandeza y el poderío de España en el mundo, nos hemos dedicado después a destruirlas por medio de nuestras luchas cainitas, al extremo de haber posibilitado con la instauración de las autonomías, a que surjan nuevamente aquellos reyezuelos de taifas que usaban de los privilegios concedidos por reyes débiles y faltos de autoridad, como ahora les pasa a los distintos gobiernos centrales de la nación, al objeto de obtener su apoyo para ceñir una corona, que entonces, al igual que ahora, tenía cada vez menor poder en la gobernación del reino.

¿Cómo hemos llegado a la falta de conciencia del sentimiento que deberíamos experimentar cómo país? Quizá hace tiempo que nos falta ese objetivo común al que se refería Ortega y Gasset cuando dijo: “Los hombres no viven juntos porque sí, sino para acometer juntos grandes empresas”.

© César Valdeolmillos Alonso

© DiarioYa

LAS FUERZAS EN LIZA DURANTE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

agosto 3, 2012

I.     LA GUERRA DE CIFRAS

Al amanecer de aquel lunes, 16 de julio de 1212, varios miles de guerreros cristianos rezaron pidiendo salir con bien, de la que prometía ser la batalla campal más importante de la Edad Media. Nunca antes se dio tal concentración. Sobre el cerro amesetado que más tarde será conocida como Mesa del Rey, freires de las distintas órdenes militares, miembros de la milicias de todos los concejos de Castilla, decenas de nobles vasallos de los reyes españoles y algunos de más allá de los Pirineos, clérigos de todas las graduaciones posibles, hasta obispos, en fin, cruzados de la fe, de toda clase y condición, se persignan y se alzan, y miran al sur, intentado distinguir entre los hirientes rayos de Sol el enemigo que ansioso les espera.

No tardaron en descender al llano y formar en el orden de batalla que habían dispuesto la víspera. Pero antes de traer a la memoria los escasos datos, e intentar determinar cuál fue la disposición de fuerzas y cómo fue el desarrollo de la contienda, el interesado debe enfrentarse en eso que ahora llamamos “la guerra de cifras”, o lo que es lo mismo, la estimación de los efectivos que participaron en la misma.

Asunto arduo, el de determinar el número de contendientes de cada bando, en las batallas dirimidas durante el Medievo. Encontraremos una primera dificultad en la fiabilidad de los documentos redactados en esa época. A pesar de que ninguno da una información completa, seria esperable que cruzándolos se llegara a cubrir todos los contingentes. Por desgracia no es así, unas veces todos los autores dejan algunas fuerzas sin detallar, y en las fuerzas en las que coinciden, discrepan grandemente en cuanto a sus efectivos.

Estas diferencias son lógicas, teniendo en cuenta que en aquella época, no se tenía costumbre de ver grandes muchedumbres, lo que llevaba a exagerar la percepción. Además de que transmitir estas cantidades, en estos casos tenía más importancia el carácter calificativo que el cuantitativo, tampoco era posible llevar a cabo un eficaz conteo, porque ni había medios, ni se era muy versado en manejar grandes cantidades.

Por otro lado, las crónicas nunca son una fuente aceptable, ya que tanto vencedores como vencidos mienten interesadamente, al proporcionar el número de guerreros de uno y otro bando. Y es que eso les permitía magnificar una victoria o justificar una derrota. Tan poco contamos con datos demográficos fiables, ni con exhumaciones que puedan ayudarnos a extrapolar un número aproximado de efectivos, con poco margen de error.

Finalmente, es escasa la fiabilidad de crónicas, que son de hasta un siglo después de la batalla. A pesar de las limitaciones que se considere aceptar, se parte de cifras extremadamente altas.

En las monografías y estudios contemporáneos, en cuanto a tasar los efectivos que combaten en las Navas de Tolosa, se siguen observando diferencias, pese a las cuales parece que finalmente se establece acuerdo. El método elaborado por Vara en su libro, El Lunes de las Navas, basado en el estudio de la capacidad del terreno donde acampó el ejército cristiano, la víspera de la batalla y de las limitaciones que para el despliegue de sus tropas, presentaba el campo de batalla, limitado por arroyos, colinas y un profundo desnivel, arroja una estimación de entre 6.000 y 10.000 cruzados. García Fitz, desde mi humilde punto de vista, el estudio más completo, que recoge los estudios de otros historiadores y de otras batallas que tuvieron lugar en la Edad Media, considerando que las campales eran escasas, concluye que la estimación de Vara es la más aceptable. Otros estudios posteriores, no se apartan en mucho de dichas estimaciones.

Considerando que el ratio habitual era el de tres infantes por cada jinete, veremos que el ejército cruzado, tras la defección de los ultramontanos (probablemente tan numerosos como los peninsulares), de los que tres cuartas partes (de 1.500 a 2.500) estaría compuesto por jinetes de caballería pesada, y el resto (de 4.500 a 7.500) a peones. Castilla era el reino más poblado y que esperaba obtener más beneficio de los que acudieron a la batalla, por lo que era el que más efectivos aportaba a la campaña, aproximadamente la mitad. Aragón contribuyo con bastantes menos de la mitad. El resto de la tropa estaría formado por la hueste del rey de Navarra, y la de cruzados portugueses, leoneses y ultramontanos. Sigue siendo una estimación muy alta para una batalla de ese tipo y en esa época, y por eso solo se explica, principalmente, por la trascendencia de la campaña. Los que tuvieron que vivirla eran conscientes de dicha trascendencia, trascendencia que parece que se intenta hacer pasar por alto para los estudiosos de nuestro tiempo, como para los escritores de dominicales.

En lo que sí coinciden todos los estudios, es en que el ejército almohade era bastante más numeroso que el cristiano. Aunque no tan grande como los propios escritores musulmanes llegaron a consignar, y es que para los benimerines, resultaba interesante inflar las cifras para resaltar el desastre sufrido por los unitarios almohades. El arzobispo de Toledo, don Rodrigo Jiménez de Rada ¡Dios lo tenga en su gloria!, dejó escrito por su parte, que después de la batalla, cuando los cristianos ocuparon el campamento musulmán, se instalaron en él, ocupando apenas la mitad del espacio de que este disponía. Se estima, por tanto, como aceptable, una relación de cerca de tres musulmanes por cada cristiano. Esto nos permite estimar una cifra que va de los 18.000 a 30.000 hombres. Por exagerada que pueda parecer esta cifra, no lo es. Cuando se estudia las infraestructuras del Imperio Almohade, logística, red de almacenes, casas de etapa, etc., así como sus avanzados métodos de reclutamiento respecto a la época almorávide, la naturaleza misma de ese imperio, que era eminentemente militar, o los enormes recursos humanos y financieros disponibles, entonces comprendemos que un despliegue masivo de tropas era posible. Y lo cierto es que estos despliegues, estudiando la velocidad de desplazamiento del ejército almohade en las campañas de las que tenemos noticia, debieron de ser habituales.

Además, la cifra estimada explica que al-Nasir cambiase su estrategia ofensiva del año 1211 por una defensiva al año siguiente, cuando le llegan los informes del ejército cruzado reunido en Toledo, muy cercano en número al suyo propio. El ratio caballería/infantería, en el caso almohade, es ligeramente inferior que en el caso cristiano, y se sitúa en torno a un jinete por cada cuatro peones. Esto se explica en que uno de los componentes característicos de los ejércitos musulmanes era el de los voluntarios de la fe, infantes apenas armados y de escaso valor militar, que se unen al ejército movidos por la llamada a la guerra santa. Siguiendo este ratio podemos hablar de 3.600 a 6.000 jinetes, de los cuales tan solo pueden considerarse pesados una cuarta parte (andalusíes, cuya forma de combatir es muy similar a la de sus vecinos del norte) y de 14.400 a 24.000 peones.

Tras esta aproximación a los efectivos que acudieron al enfrentamiento, estudiaremos el campo de batalla.

Capitán José Molina

Milicia Concejil de Madrid

EL ESCENARIO DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

agosto 2, 2012

II.              EL TABLERO DE JUEGO

La orografía, la vegetación, los ríos, el suelo y el clima predominante en el campo de batalla, esto es, el medio físico, constituye un factor fundamental, a la hora de decidir que tácticas serán las más adecuadas en la batalla.

Tanto la dirección del viento, como la posición del Sol, pueden ser determinantes. Tener el Sol de cara dificulta la visión. El viento de cara entorpece el movimiento, y si arrastra polvo, producirá ceguera y hará más fatigosa la respiración. Y si el viento es muy fuerte, impedirá la recepción de las órdenes.

En cuanto a la orografía, un suelo llano permite el avance de la caballería, tanto como un bosque lo perjudica. Si no hay obstáculos, las fuerzas podrán avanzar unidas, más agiles y mejor asistidas de sus mandos. Y atacar cuesta abajo se ve favorecido por el propio peso del contendiente.

Todos estos condicionantes, se tenían siempre en cuenta a la hora de entablar batalla, o de rehusarla. Sin embargo, no siempre era posible elegir el lugar, ni evitar el enfrentamiento, cuando se era sorprendido por el enemigo, en un terreno desfavorable. Tras las escaramuzas de Castro Ferral, tanto los musulmanes como los cristianos, sabían que no tardarían en encontrarse, sin embargo, el lugar y el momento fue una sorpresa para ambos. Nadie se explica cómo es que los almohades que llevaban tanto tiempo controlando la sierra, en un momento tan delicado, dejaran uno de los puertos sin vigilar. Y que por el contrario, se emplearon a fondo en combatir en el Paso de la Losa, un paso que suponía una trampa evidente para los cristianos. Los cruzados no se vieron menos sorprendidos: un puerto libre, con un cómodo descenso al valle, y que les depositaba en una planicie elevada, la Mesa del Rey. Desde esa planicie podían repeler cualquier ataque, eso les permitió acampar y así descansar toda una jornada y preparar la estrategia posterior. Una bicoca. Los almohades, por su parte, desplazaron sus reales desde la actual Santa Elena, hasta el cerro de las Viñas o posiblemente, el del Olivar.

Por tanto, está claro que la sorpresa jugo en ambos casos como un factor que les forzaba a ambos contendientes a adaptarse al terreno, o a retirarse.

La distancia entre las faldas de la Mesa del Rey y las del Cerro del Olivar es de unos tres kilómetros y medio, relativamente llanos, lo que permitía a los cristianos emplear sus habituales tácticas. Por el Este discurre el Arroyo del Rey, por un profundo barranco. A algo menos de tres kilómetros, bordeando el Cerro Tío Silverio, corre el Arroyo de la Campana, cerrando así el tablero de juego.

Si el terreno ofrecía una ventaja para los cristianos, porque no había obstáculos que entorpecieran las cargas de su caballería, existe el inconveniente del desnivel que presentaba el terreno en su contra, y que iba en progresión según se avanzaba. Este desnivel, llegó a representar un grave inconveniente, que pudo cambiar el resultado de la batalla. Para los almohades, el encajonamiento en el terreno, de los frentes de batalla, suponía la imposibilidad de llevar a cabo su clásica estrategia de la tornafuga, que tan buenos resultados les había dado en Alarcos. Tampoco podían llevar a cabo maniobras envolventes.

Fijadas las fuerzas en liza y el escenario donde se desarrolló la lucha, pasaremos a establecer su despliegue sobre el campo de batalla.

Capitán José Molina

Milicia Concejil de Madrid

LOS HACES CRUZADOS EN LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

agosto 1, 2012

III.              EL DESPLIEGUE DEL EJÉRCITO CRISTIANO

Es un error mantener, como se ha creído en la historiografía clásica, que una batalla campal, tal y como puede verse en muchas películas, consistía en la carga de ambos contendientes, seguido de una gigantesca escaramuza, en la que es difícil distinguir entre los amigos y lo enemigo.

También es posible, que el papel desempeñado por la caballería, con ser fundamental, esté sobrevalorado, debido a que era el segmento táctico ocupado por la nobleza, aquellos cuya contribución en el éxito de la batalla, era la que más convenía elogiar. Consideración que no debe llevar a que se le reste importancia, ya que ciertamente constituían una élite guerrera.

No obstante, el predominio en los ejércitos cristianos de la caballería, de origen noble, sobre el campo de batalla, determina que la formación básica más eficaz sea el haz. Consiste en una serie de filas, que ocupan la mayor extensión posible del campo de batalla. La disposición en haces, permite a la caballería llevar a cabo la carga de forma coordinada. Así como repetirlo en sucesivos ataques, o en oleadas, siendo las líneas de retaguardia las que tomarían la iniciativa, cuando la línea de vanguardia hubiera perdido su fuerza y su cohesión. Esta formación, hacia posible utilizar los extremos de forma independiente, como alas o costaneras, lo que facilitaba posibles maniobras envolventes. Por último, es importante destacar el efecto psicológico que crearía en el enemigo ver avanzar hacia sí, una interminable fila de acerados guerreros a caballo. El haz se subdividiría en escuadrones, que consistía en agrupaciones de caballeros unidos por vínculos familiares o de vasallaje, con experiencia en el combate, pero más en combatir formando una sólida agrupación.

En cuanto a la distribución del ejército cristiano, para este caso, formaba en tres haces. El núcleo central del ejército lo formaban las tropas castellanas de Alfonso VIII. La costanera que se colocaba a su derecha era la pequeña hueste de Sancho VII de Navarra, y a su izquierda, la hueste de Pedro II de Aragón, ambas reforzadas por contingentes castellanos. Cada uno de estos haces se dividió en tres líneas colocadas en profundidad: una vanguardia, una medianera y una retaguardia.

La vanguardia del cuerpo central, la posición de mayor riesgo y por lo tanto la más gloriosa, estaba comandada por don Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, acompañado por su hijo, Lope Díaz y sus sobrinos, el infante de León, Sancho Fernández y Martín Muñoz, así como por sus vasallos. La vanguardia la completaban los ultramontanos y la valiente milicia concejil de Madrid, deseosos de agradecer a su rey la reciente concesión de fueros.

La medianera central estaba al mando del conde Gonzalo Núñez, apoyado por los contingentes de las órdenes militares del Temple, del Hospital, de Santiago y de Calatrava. Uno de los flancos lo reforzaban Rodrigo Díaz de los Cameros, Álvaro Díaz y Juan González.

La retaguardia del núcleo central estaba comandado por el rey castellano, Alfonso VIII, acompañado por Rodrigo Jiménez de Rada, los obispos de Palencia, Sigüenza, Osma, Plasencia y Ávila; así como de grandes nobles de Castilla como Álvaro Núñez de Lara, que portó el estandarte real, Gonzalo Ruiz Girón, Rodrigo Pérez de Villalobos, Suero Téllez y Fernando García entre muchos otros. El contingente se completaba, como en las otras dos líneas, con las milicias de los concejos castellanos, ya que era Castilla quien de mayores efectivos disponía.

Las costaneras se organizaron también en tres haces, divididos de la siguiente forma. La vanguardia de la costanera aragonesa estaba liderada por García Romero, la media por Jimeno Cornel y Aznar Pardo, y la retaguardia por Pedro II de Aragón. De la costanera Navarra apenas tenemos datos fiables, aunque es de suponer que Sancho VII ocuparía la retaguardia al igual que sus primos. También sabemos que las milicias de Segovia, Ávila y Medina reforzaron esta ala izquierda del ejército.

Capitán José Molina

 Milicia Concejil de Madrid

LOS MUSULMANES EN LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

julio 31, 2012

IV.      EL DESPLIEGUE DEL EJÉRCITO MUSULMÁN

La gran movilidad de la caballería sarracena, debida a la agilidad de sus caballos y a la ligereza de su equipación, tanto defensiva como de ataque y la importancia que se daba a la recluta de ingentes cantidades de infantes, unos altamente fanatizados y el resto hábiles profesionales de la guerra, determinaba la forma de situar sus efectivos en el campo de batalla. Tales características permitían a los peones absorber los ataques de los atacantes, anclándoles sobre el terreno, mientras la caballería les flanqueaba y rodeaba al resto del contingente enemigo

A pesar de que la bibliografía no aporta detalles de cómo pudo ser el despliegue de las tropas ismaelitas ese día, podemos suponer que siguió el mismo patrón que sabemos que utilizaron en ocasiones anteriores y posteriores.

La vanguardia, como encargada de iniciar el ataque o de detener la primera carga enemiga, era ocupada por los voluntarios andalusíes, fanáticos que  por servir a su califa se prestaban a frenar con sus vidas la carga de la caballería cristiana.

Tras la vanguardia formaba la clave del ejército, los peones más profesionales y la caballería pesada, al mando del jefe militar supremo. Este cuerpo central soportaría el mayor peso de la batalla, reforzando las filas si la vanguardia cedía, o apoyando su ataque para inclinar la batalla a su favor. Ante Sierra Morena, aquel lunes, esa clave la formaba la infantería andalusí y bereber, organizada esta según su tribu de origen a fin de otorgarla una mayor cohesión y combatividad, y por la caballería pesada andalusí, de características similares a la cristiana. También es posible que estuviesen presentes unidades de mercenarios cristianos, más acostumbrados a combatir en unidades cerradas que los musulmanes, y mucho mejor equipados.

A ambos lados los hostigadores árabes, dos alas compuestas por arqueros, honderos y ballesteros, cuya misión era la de impedir que una carga llegara hasta sus líneas. Y por escuadrones de caballería ligera, hábiles en la maniobra del torna fuga, y si era posible en el flanqueo, para atacar por el lateral o tras envolverles, por la espalda.

En la zaga (retaguardia) formaba lo más granado del ejército almohade. Su misión era la de servir de último baluarte en defensa de la posición y refugio de las otras líneas, así como última posibilidad de hacer frente a los cristianos. Alrededor de la fantástica tienda roja del Miramamolín tras un parapeto, pero dispuestos a entregar su vida antes de permitir el paso de ningún infiel, estaba la llamada guardia negra del Miramamolín, cada uno de ellos era portador de una lanza que con las de los demás formaba un acerado muro.

José Molina

Capitán de la Milicia Concejil de Madrid

LA TÁCTICA DE LA CARGA EN LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

julio 30, 2012

V.        LOS MOVIMIENTOS TÁCTICOS

A lo largo del siglo XI, se desarrollo una lanza mucho más larga y ancha, esto permitió darle un uso muy distinto del que había tenido hasta ahora, y de ahí, un carácter totalmente nuevo a la caballería, muy distinto del transporte de infantes que había sido hasta entonces. Esto también obligó a aumentar las protecciones, tanto del caballo, como del caballero, ya que ahora el caballero podía ser víctima de otro como él. También se alargaron los estribos y se dotó a la silla de montar de un respaldo. Tanto lo uno como lo otro, fijaron de una forma más solida al jinete sobre su montura, de modo que no fuera fácilmente descabalgado tras el choque de la lanza.

Aunque la carga de caballería era el método de ataque propio de los ejércitos cristianos, las durísimas lecciones recibidas en Zalaca, Uclés y Alarcos hicieron que el rey Alfonso se replanteara la forma llevarla a cabo. De una u otra forma, la caballería almohade y antes la almorávide, mucho más ágil que la cristiana, conseguía engañarla con fugas fingidas para luego, cuando había perdido su inercia la caballería cristiana y los caballos el resuello, volver grupas y contraatacarla. Otras veces, los sarracenos dejaban que la caballería cristiana atravesara sus defensas, y una vez dentro, las envolvían, hasta exterminarlas. Estaba claro que el éxito de la carga dependería de la elección del momento en que se realizara el cambio de trote a galope, y de que aquellos que dirigieran la carga mantuvieran disciplinadamente la cohesión del grupo, y ajenas a cualquier provocación. Para conseguirlo, debían de permitir que los peones les acompañaran, para  así repeler cualquier intento de romper la carga, y poder realizar el necesario avance, hasta estar seguros de que el enemigo ha fijado su posición, presentando un frente fijo y sólido, y hasta que la distancia fuera la óptima para que los caballos lleguen hasta el frente enemigo con su potencia plena.

Que el campo de batalla estuviera encajonado entre accidentes geográficos severos, permitió que formando en haces, las alas no dieran oportunidad a las típicas tácticas musulmanas.

José Molina

Capitán de la Milicia Concejil de Madrid

LA CARGA DE LOS TRES REYES EN LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

julio 15, 2012

VI.       LA BATALLA

A las seis, que es cuando comenzaba a clarear, quizás a las siete que es cuando el Sol hace su rotunda aparición, en esa época del año, y en ese lugar de España, las fuerzas que habrían de conformar el haz cristiano, comienzan a descender de la Mesa del Rey. Bajan por la ladera sur, que es la menos abrupta. Los musulmanes aguardan frente a ellos, al otro lado del llano. Muestran la misma disposición que la víspera, y si no fuera porque les habían visto romper filas al anochecer, pensarían que no se habían movido. Desde allí llega el insoportable golpear de tambores, que tanto ha contribuido a que no pegaran ojo durante la pasada noche. Cuando las tropas están desplegadas se hace un silencio, que solo rompe el ulular de los gritos bereberes. El rey de Castilla, don Alfonso, lentamente se coloca ante todos y se dirige a los cruzados.

            – Hoy es un día que cambiará la historia. Nuestras vidas y las de los nuestros, han llegado al final de un camino, del camino de la esclavitud. Hoy es el día en que caeremos bajo la espada o en el que rescataremos aquella libertad, perdida hace quinientos años. Todos los que habéis llegado hasta aquí, habéis apostado por un futuro que hoy se decidirá. Y si al atardecer no nos encontramos en el paraíso, será porque continuamos el camino que juntos comenzamos en Toledo y que solo terminará cuando veamos el mar. Ya no volveremos a llamarnos nunca más aragoneses, ni navarros, ni portugueses, ni leoneses, ni castellanos, sino que nos llamaremos españoles. ¡Por la libertad! ¡Adelante España!

Un grito unánime surge entre los cruzados. El rey de Castilla regresa al punto donde le esperan los reyes de Navarra y Aragón, y juntos se retiraron hasta sus posiciones. Su lugar es ocupado por el arzobispo primado, don Rodrigo Jiménez de Rada, ¡que Dios tenga en su gloria! Todos los cruzados, en total recogimiento, reciben la bendición.

            – ¡Padre! Comportaos de forma que después del día de hoy no me llamen hijo de cobarde.

Esto le dijo su hijo al Señor de Vizcaya, recordando la fama que arrastró tras la triste rendición que protagonizó en Alarcos. Tampoco había tenido suerte en su matrimonio, ya que la madre de don Lope había huido con un herrero. Por eso, recordando el hecho, don Diego le contestó.

            – Tú preocúpate de que no te llamen hijo de puta. Y estate atento, que esto comienza ya.

Se ordena el ataque. Don Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, parte a la cabeza de la vanguardia. Es en ese momento, cuando un contingente de tropas andalusíes que ocupaban la cima de las colinas que flanqueaban a su ejército, dan media vuelta y abandonan el campo de batalla. Según se registró en las crónicas de ambos lados, la ejecución del alcaide de la fortaleza de Calatrava, había sido la gota que había colmado el vaso de los desprecios con que el Califa venía tratando a los andalusíes. Los cruzados que lo ven aún temiendo que pueda ser un ardid, continúan su avance.

El hostigamiento de los arqueros y ballesteros musulmanes, que intentan romper la formación y hacer fracasar la carga, es repelido por la reacción de la abnegada milicia madrileña, mientras la caballería pesada continúa su marcha. Tan solo cuando Diego López de Haro comprueba que la línea almohade está a la distancia adecuada, ordena cargar. Puestos en fuga los hostigadores sarracenos, los madrileños se unen a la carga. El resultado del choque contra la primera línea de los islamitas, es la matanza de los voluntarios de al-Andalus, que habían acudido con la esperanza de recibir el martirio. Prácticamente toda la vanguardia desaparece aplastada bajo los cascos de los caballos cristianos.

Al mismo tiempo, las vanguardias de las alas cristianas, consiguen hacer retroceder a las posiciones más elevadas a la caballería ligera almohade. Demasiado tarde se dan cuenta los almohades, de que la movilidad, su gran baza, es inútil en este terreno, y contra esta formación.

La vanguardia castellana fuerza la carga hasta chocar con la siguiente línea, compuesta por las tropas almohades. A pesar del esfuerzo, consiguen hacerles retroceder hasta la base del cerro de Los Olivares, la colina sobre la que se encontraba el grueso del ejército del Miramamolín. Allí con la ventaja del desnivel, se hacen fuertes sin ceder un palmo de terreno.

En seguida, la segunda línea, compuesta por las órdenes militares, acude en auxilio de su vanguardia, que comienza a verse superada y está sufriendo gravísimas pérdidas. Pese a agradecer el apoyo, pierde movilidad, aumentando su fragilidad. En este punto se traba lo más duro del combate y la batalla alcanza un delicado punto de equilibrio. La milicia concejil madrileña, peor armada y peor protegida, acusa grandes pérdidas.

No pasa mucho hasta que Alfonso VIII, ve el estandarte del Señor de Vizcaya ordenar la retirada. ¡Traición! En verdad, los que se retiran para reordenar las filas son los madrileños, cuyo escudo con un oso negro pasante sobre campo blanco, ha confundido en la lejanía con el de los señores de Vizcaya, dos lobos negros también pasantes sobre campo blanco. Y es que han sufrido un terrible castigo puesto que han estado presentes en la vanguardia desde el primer momento. Junto a los madrileños, según la crónica del obispo de Narbona, se retiran otros hispanos, lo cual indicaba que el frente amenazaba con desmoronarse. Pero siempre hay alguien deseoso de hacer caer la honra de los otros, y esta vez fue a uno de Medina del Campo, al que le faltó tiempo para sacar al rey de su error, y al tiempo que le tranquilizaba, a los de Madrid injuriaba.

En ese delicado instante Alfonso VIII actúa con una enorme serenidad, y envía en apoyo de sus hombres solo a una parte de la retaguardia, lo que permite el regreso a la lucha de la milicia madrileña, y mantener así la posición. El objetivo del castellano es que el Miramamolín se adelante, utilizando sus mejores cartas, al movilizar sus reservas, permitiéndole de esta forma a don Alfonso guardar para sí el último movimiento de la partida.

Desde su tienda, un auténtico palacio fortificado, rodeado de sus consejeros y de su guardia negra, y con sus objetos mágicos al alcance de la mano, al-Nasir ve cómo finalmente la línea cristiana comienza a retroceder. Entonces, creyendo que la batalla ya se ha desequilibrado en su favor manda a su retaguardia a aplastar a los cristianos.

Alfonso VIII, con la seguridad de que el Miramamolín ya ha desplegado todas sus fuerzas, y consciente de que sus hombres no podrán resistir más, da la orden de cargar en ayuda de los suyos. Ya solo cabe vencer o morir en la batalla.

Al unísono los tres reyes cristianos, Alfonso VIII por Castilla, Pedro II por Aragón, Sancho VII por Navarra y todos los obispos por la Fe, se lanzan a la carga acompañados de sus nobles y vasallos. Se inicia la famosa carga de los tres reyes, un momento épico como pocos se pueden encontrar en los libros de historia.

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¡Victoria o muerte!, gritan todos excitados. En la línea de batalla los andalusíes, al contemplar cómo la retaguardia cristiana sigue intacta y se les echa encima, huyen soltando el lastre de las armas que portan. El frente almohade se hace añicos. Los cristianos que llevan ya combatiendo horas, y que hace escasos momentos estaban a punto de retroceder, recobran el ánimo y como un animal furioso que se revuelve, reinician el ataque. La huida en el campo almohade se vuelve generalizada. Imparables en su ascenso por el cerro de los Olivares, los reyes llegan hasta el palenque de al-Nasir, que no puede creer lo que está viendo. Los infieles han aplastado a su colosal ejército. ¡Era el demonio quien le hablaba las veces que sentía que Alá le aseguraba la victoria! ¡El impresionante ejército que había conseguido reunir, con el que pensaba conquistar toda Europa, como volutas de humo, desaparecía ante sus ojos!, pensaba. Finalmente, tras ordenar la retirada, el mismísimo califa huye a uña de caballo. Los tres reyes han alcanzado la victoria. Mientras esto ocurre la desbandada infiel es generalizada. Sin perder el orden las alas cristianas se lanzan a la persecución de los desesperados musulmanes. La cacería no concluye hasta que las sombras no se han unido en una sola. Para cuando los tres reyes, vestidos de sangre y gloria, pisan el alfombrado suelo de la tienda roja del califa, este ya se encuentra a varias leguas de distancia, volando a lomos de su montura.

De uno de Medina del Campo, nunca más se supo.

Ese día escribimos una página de la historia de la humanidad. Las trascripciones que han perdurado, son bastante fieles a lo que pasó ese día. Se dice que fue el rey navarro, el primero en saltar por encima de las puntas de las lanzas, con que los esclavos negros defendían la empalizada, que rodeaba la tienda del califa. Otros dicen que fue el portaestandarte del rey de Castilla, tras seccionar con su espada, las cadenas que le cerraban el paso. Lo cierto es que se han dichos tantas cosas.

José Molina

Capitán de la Milicia Concejil de Madrid

CENTRO DE INTERPRETACIÓN… INTERESADA

junio 25, 2012

EL MUSEO DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

Con ocasión del 800 aniversario de la batalla de Las Navas de Tolosa, estuve con unos amigos visitando el llamado Museo de la Batalla, que poco tiempo antes había sido inaugurado en Santa Elena (Jaén), sobre el mismísimo campo de batalla.

Un museo, tal y como lo define el Consejo Internacional de Museos ICOM, es una institución de carácter permanente y no lucrativo al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público que exhibe, conserva, investiga, comunica y adquiere, con fines de estudio, educación y disfrute, la evidencia material de la gente y su medio ambiente.

Quedamos muy sorprendidos. Nada más entrar, nos explicaron, con la ayuda de un panel explicativo, que durante el Medievo, mientras que en las zonas donde imperaba el Islam, el estudio de la anatomía humana avanzaba, en la zona cristiana estaba detenido, ya que la religión cristiana prohibía las autopsias, por considerar el cuerpo humano representación del cuerpo de Dios. Una persona del grupo dijo no estar de acuerdo, lo que molestó a la guía del museo. En cualquier caso, intentando zanjar la discusión que se organizó, otros le dijimos que no entendíamos que tenía esto que ver con La Batalla, y así lo expresamos. Podían poner que las mujeres tenían mayor esperanza de vida, en territorios cristianos. ¡Zas, en toda la boca! Pero que era lógico que eso no apareciera, porque no tiene nada que ver con el tema al que se dedica el “museo”. Entendíamos.

Finalmente, preferimos renunciar a la guía, después de lo mal que se tomó, que expresáramos nuestro punto de vista, lo que entendíamos como lógico derecho a la libertad de expresión. El resto de los paneles reflejaban la ignorancia de unos frente a la cultura de los otros, el belicismo frente a la tolerancia, la superstición frente a la religión, el ansia de rapiña frente al disfrute de los frutos del trabajo. El lector adjudicará correctamente los destinatarios de cada característica. ¿Tan poco podían ilustrar sobre la ese encuentro armado que figura en las crónicas como «La Batalla».

El caso es que buscando en Internet, he encontrado opiniones que quizás debimos haber leído antes de ir. Aquí adjunto una muy jugosa.

Es, en definitiva, una obra política repugnante, financiada con dinero público, que busca (como en tantas ocasiones) ocultar la verdad histórica y, a través de la falsedad más aparente, adoctrinar a los visitantes incautos en una relación de modos de vida que no existieron, de personalidades que no actuaron como se presenta, y de sucesos que no se produjeron, ni por los motivos ni en la forma que la historia ya dictaminó.

Está escrito en el blog ORDEN DE CASTILLA, en una entrada titulada VERGÜENZA DESDE ANDALUCÍA, de la que el párrafo anterior es un extractado.

Visto lo visto, ya no puede extrañarle a nadie que sea conocido como Centro de Interpretación de La Batalla…

Cui prodest scelus, is fecit.

¿Quién puede querer ensalzar a quienes perdieron en su lucha contra el cristianismo?

Quienes hoy pueblan Andalucía, son los descendientes de los repobladores castellanos, navarros, portugueses, leoneses y aragoneses. Así lo escribió Sánchez Albornoz, presidente de la República en el exilio. ¿Acaso los actuales gobernantes de Andalucía se sienten sucesores de aquellos antiguos invasores? Porque si es así, deberían de hacerse un estudio de ADN. Y un examen de conciencia, por utilizar la Historia para hacer política.

¿Qué tiene en común el gobierno que financia con el dinero de sus ciudadanos, este “museo”, con aquellos que quisieron arrasar a los cristianos de España y fracasando finalmente en el intento?

Quien se identifica, se califica.

Y es que, parafraseando a Orwell, aquel que consigue reconstruir el pasado según sus ideales, podrá construir el futuro según sus intereses.

Miguel Reseco

P.S.: ¡Ah! Una cosa que he encontrado por ahí. Que uno no es experto en nada, pero no le gusta que le engañen:

Mas no sólo esa falsa leyenda de la oposición de la Iglesia Católica a la disección prosperó en Occidente, sino que también los arabistas que se han especializado en la historia de la medicina la han mantenido y la siguen manteniendo hoy día, pese a la evidencia abrumadora sobre su falsedad, como un hecho histórico.

Fernando Peregrín Gutiérrez

LA SENDA BALLESTERA

marzo 8, 2012

¡Albricias!

Parece que por fín, empiezan ya a llegar noticias de gente inquieta, que se están organizando y trabajan para conmemorar La Batalla de Las Navas de Tolosa.

Se trata de un pequeño grupo que ha diseñado lo que llaman RUTA 1212. Y que han organizado un recorrido, por la ruta que llevaron los aliados, al encuentro de los ejércitos del califa Al-Nasir. La ruta es guiada por expertos que ilustran sobre la flora, fauna, geología, monumentos, etc., que componen la zona. La actividad se realiza durante un fín de semana.

Para dar  conocer la actividad, han realizado una web muy completa y atractiva, que merece la pena visitar.

¡Enhorabuena!

Os deseo mucha suerte.

http://www.ruta1212.es/

@RUTA1212