Acostumbrado a imaginar a los ricachones, como explotadores, pegándose grandes banquetes, utilizando los billetes que les sobran para encenderse grandes cigarros puros, cuesta trabajo asimilar que aparezca uno que dedica el dinero, que cree que no necesita, a ayudar a los más necesitados.
Parece que esa era una labor más propia de gobiernos, en beneficio de artistas, banqueros y sindicatos. Pero eso sí, con nuestro dinero.
Todavía encontraría más lógico, que en el caso de hacerlo, fuera con el fin de obtener ventajas fiscales, o al menos publicidad. Por lo que se ve, no le hace falta, ni una cosa ni la otra.
Cuesta trabajo que eso lo hagan los empresarios, los que crean empleo, los que hacen que se hable bien de España. ¡Y que ese dinero se lo entreguen a una organización de la Iglesia Católica, para que luego saquen pecho los obispos y cardenales, presumiendo de llevar a cabo obras benéficas de carácter social!
No te conozco Amancio, ni te pongo cara, ni sé nada más de tu biografía que el nombre de tu marca, pero esta noche, cuando rece el “cuatro esquinitas tiene mi cama”, te dedicaré un deseo de paz y felicidad.
Otros «defensores de los necesitados», en «sana competencia» planificarán cómo mañana hacértelo pagar.
Pujitos
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Para el que quiera saber más:
Etiquetas: amancio ortega, paidea, Zara
El Blog de José Blas Molina 
octubre 29, 2012 a las 11:04 pm |
Me parece bien que Don Amancio sea tan generoso con su dinero, en los tiempos que corren no es poca cosa, y todavía me hubiera parecido mejor que se hubiera mantenido en el anonimato, pero tal vez lo haya hecho no por notoriedad, sino por mostrar un camino limpio, que otros emponzoñan.
Rafael Benito
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