EL ESCENARIO DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

II.              EL TABLERO DE JUEGO

La orografía, la vegetación, los ríos, el suelo y el clima predominante en el campo de batalla, esto es, el medio físico, constituye un factor fundamental, a la hora de decidir que tácticas serán las más adecuadas en la batalla.

Tanto la dirección del viento, como la posición del Sol, pueden ser determinantes. Tener el Sol de cara dificulta la visión. El viento de cara entorpece el movimiento, y si arrastra polvo, producirá ceguera y hará más fatigosa la respiración. Y si el viento es muy fuerte, impedirá la recepción de las órdenes.

En cuanto a la orografía, un suelo llano permite el avance de la caballería, tanto como un bosque lo perjudica. Si no hay obstáculos, las fuerzas podrán avanzar unidas, más agiles y mejor asistidas de sus mandos. Y atacar cuesta abajo se ve favorecido por el propio peso del contendiente.

Todos estos condicionantes, se tenían siempre en cuenta a la hora de entablar batalla, o de rehusarla. Sin embargo, no siempre era posible elegir el lugar, ni evitar el enfrentamiento, cuando se era sorprendido por el enemigo, en un terreno desfavorable. Tras las escaramuzas de Castro Ferral, tanto los musulmanes como los cristianos, sabían que no tardarían en encontrarse, sin embargo, el lugar y el momento fue una sorpresa para ambos. Nadie se explica cómo es que los almohades que llevaban tanto tiempo controlando la sierra, en un momento tan delicado, dejaran uno de los puertos sin vigilar. Y que por el contrario, se emplearon a fondo en combatir en el Paso de la Losa, un paso que suponía una trampa evidente para los cristianos. Los cruzados no se vieron menos sorprendidos: un puerto libre, con un cómodo descenso al valle, y que les depositaba en una planicie elevada, la Mesa del Rey. Desde esa planicie podían repeler cualquier ataque, eso les permitió acampar y así descansar toda una jornada y preparar la estrategia posterior. Una bicoca. Los almohades, por su parte, desplazaron sus reales desde la actual Santa Elena, hasta el cerro de las Viñas o posiblemente, el del Olivar.

Por tanto, está claro que la sorpresa jugo en ambos casos como un factor que les forzaba a ambos contendientes a adaptarse al terreno, o a retirarse.

La distancia entre las faldas de la Mesa del Rey y las del Cerro del Olivar es de unos tres kilómetros y medio, relativamente llanos, lo que permitía a los cristianos emplear sus habituales tácticas. Por el Este discurre el Arroyo del Rey, por un profundo barranco. A algo menos de tres kilómetros, bordeando el Cerro Tío Silverio, corre el Arroyo de la Campana, cerrando así el tablero de juego.

Si el terreno ofrecía una ventaja para los cristianos, porque no había obstáculos que entorpecieran las cargas de su caballería, existe el inconveniente del desnivel que presentaba el terreno en su contra, y que iba en progresión según se avanzaba. Este desnivel, llegó a representar un grave inconveniente, que pudo cambiar el resultado de la batalla. Para los almohades, el encajonamiento en el terreno, de los frentes de batalla, suponía la imposibilidad de llevar a cabo su clásica estrategia de la tornafuga, que tan buenos resultados les había dado en Alarcos. Tampoco podían llevar a cabo maniobras envolventes.

Fijadas las fuerzas en liza y el escenario donde se desarrolló la lucha, pasaremos a establecer su despliegue sobre el campo de batalla.

Capitán José Molina

Milicia Concejil de Madrid

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3 respuestas to “EL ESCENARIO DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA”

  1. Rafael Benito Says:

    Buen trabajo Miguel, hemos compartido algunos ratos en ese campo de batalla, creo que lo has descrito muy bien,
    Felicidades

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  2. cachito460 Says:

    Felicidades así da gusto aprender historia.

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